lunes, 28 de septiembre de 2009

AMIGO-ENEMIGO: CUBA Y HONDURAS

Honduras se ha convertido para la extrema derecha en lo que Cuba es para la extrema izquierda: ícono de dignidad. Sabiendo que los orígenes de ambos casos son distintos, el comportamiento de sus respectivos soportes ideológicos es, sin embargo, parecido en la medida que se guían más por la pasión antes que por la razón y en una lógica propia de la Guerra Fría. De hecho uno de los columnistas cercanos al gobierno de facto de Honduras calificó a Caracas como “la nueva Moscú”, mientras que otra columnista (Carroll Ríos, SigloXXI, 23/9/2009) ha pedido al Departamento de Estado estadounidense regirse por el “realismo político” y no por “la trampa idealista” –i.e. la teoría que inspira la creación del sistema cooperativo internacional para la búsqueda de la paz, los derechos humanos y el desarrollo sostenible, en vez de la supremacía de los potencias-, promoviendo en su lugar algo así como el retorno a la política de “Contención del Comunismo”, aquella de cuando las relaciones internacionales se regían por el principio de amigo-enemigo. Doctrina ésta que describió muy bien Mao Ze Dong cuando dijo: “debemos apoyar todo lo que el enemigo combata y combatir todo lo que el enemigo apoye”.
Conceptos como “una democracia dirigida”, como invocó el Alcalde Álvaro Arzú, sólo sirven para justificar los fines superiores del Estado o la seguridad nacional frente a la voluntad popular. Pese a la evidencia que el serranazo y el michelitazo son lo mismo, no lo quieren ver. Tienen las mismas características de un golpe clásico: generales golpistas, conspiración, represión, arbitrariedad contra las autoridades instituidas (véase la destitución del Alcalde de san Pedro Sula), recorte de la libertad de prensa y movilización, acoso al personal diplomático, etcétera. Y entonces todo se reduce a la solidaridad de clase, aunque se defienda el autoritarismo.
Pero, la solidaridad de clase es inevitable: los sectores populares harán por sus pares hondureños, lo mismo que las cámaras empresariales con sus homólogos. Las extremas derechas de la región descalifican a las resistencias ciudadanas contra el golpe, diciendo que son “pagados por Chávez” y aunque los ha de haber prochavistas, también hay miles de hondureños demócratas avergonzadas con lo que pasa en su país. Hasta la iglesia católica hondureña empieza a rectificar ante los hechos. Y mientras las actuales autoridades hondureñas sigan analizando la situación de su país en clave venezolana, viendo a Chávez en todo, no se ocuparán con flexibilidad de sus problemas que son más de orden interno que externo.
No soy ingenuo, intuyo que el Presidente Hugo Chávez, intenta con el caso hondureño ponerse a prueba frente a cierta izquierda radical, para heredar el liderazgo de Fidel en la región. Pero igualmente, algunos enclaves de la burguesía del triángulo norte centroamericano no han aprendido a ser democráticas, por el temor permanente que tienen del Pueblo, por lo que al satanizar Chávez piensan que evitarán para siempre la lucha de clases en sus respectivos países.
Para mí, el único lugar donde las hegemonía de unas clases sobre otras se puede expresar sin violencia es con la democracia, donde los Urnas y los Tribunales son las entradas y las salidas del sistema. La democracia pluralista es la mejor democracia posible porque implica competencia entre contrarios y cooperación entre iguales.

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