domingo, 27 de septiembre de 2009

ORIGEN DE LA POBREZA

Reza una frase retórica: “La pobreza es la condición natural del ser humano…, la pobreza no tiene causas” (A. de la Torre, dixit). Si bien no está mal filosofar sobre este grave problema, tales afirmaciones necesitan demostrarse, so pena de quedarse gravitando el mundo de las ideas y por tanto su ratificación sólo podría dilucidarse en un plano ontológico o metafísico.El filósofo político liberal, J. Locke sostuvo en su Primer Tratado de Gobierno que el derecho divino no era más que un mito justificatorio del poder absoluto de rey; pero en su Segundo Tratado, justificó la propiedad privada como un derecho fundamental originado antes que los Estados, amparada en una “ley natural”, entendida de un modo más teológico que empírico. Esta contradicción se debió a la manía platónica de extraer del mundo ideal, leyes aplicables al mundo científico.Pero Locke tenía razón en que los derechos de propiedad, y otros derechos fundamentales, requerían para su protección de un árbitro imparcial y fuerte para garantizarlos, un “sistema de reglas de recta conducta aplicables a todos”, el cual llamamos Estado y más concretamente Rule of Law, en el que predominan las leyes. Dicho de otro modo, el mercado (el reino de lo privado) necesita Estado (el reino de lo público) para sobrevivir.En efecto, el Estado nació para dirimir los antagonismos económicos tribales, de clase, territoriales, que se producían con el comercio de excedentes (el ahorro no es un sacrificio del consumo, sino, ante todo, un excedente, el cual se resguarda para mejores tiempos o se intercambia por bienes equivalentes) de las sociedades originales. Excedentes que a veces se perdían por las guerras y las deudas, que hacían inciertas las riquezas acumuladas.El Estado debía garantizar estabilidad y paz, y ya de perdidas, también justicia. Para lograrlo, el Estado se dotó del uso exclusivo de la fuerza, así como de la división territorial y la división del trabajo entre los propietarios/productores; promulgación de impuestos para sostener ejércitos, funcionarios y jueces; todo lo cual fue aceptado a cambio de que las riquezas acumuladas pudieran heredarse e intercambiarse. Pero el árbitro era el resultado del consenso de varios grupos, en el que, de todos modos, quienes mandaban ponían las reglas. Los Estados de Derecho iniciales formalizaron la diferencia al dejar excluidos del juego político y económico a los desposeídos, por lo que la ciudadanía se graduaba conforme a la fortuna individual. Hoy día eso ha venido cambiando, como resultado de la lucha política de los de abajo; la lucha contra la desigualdad jurídica; la ampliación de oportunidades y que el Estado sea relativamente independiente de los intereses dominantes, además de transparente para seguirle la pista a la alianza entre los gobiernos y la Bolsa (mutuamente beneficioso, por demás).Así que, desde un punto de vista histórico la pobreza y la riqueza tienen causas, rastreables; desde un punto de vista sociológico eso se reproduce en las desiguales relaciones de poder y en la excesiva concentración de la riqueza; desde un punto de vista antropológico, que el hombre sigue siendo el lobo del hombre.

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