viernes, 2 de octubre de 2009

¿NINETH PRESIDENTA? (1)

Que el panorama político guatemalteco está pobre de opciones electorales, es evidente ante el dilema que se ha estado discutiendo por estos días: o la Doña o el General, cuyos nominativos ya indican dos caras de una misma moneda de corte autoritario y populistas ambos. Pero hay que pensar en ofertas distintas, racionales, pragmáticas, incluyentes como lo es el caso de Nineth Montenegro.
Hasta donde sé, el partido del que ella es líder ha venido discutiendo la posibilidad de que tras la Asamblea General de octubre, preparar condiciones para que Nineth sea candidata presidencial.
Si el partido la llega a convencer, la oferta electoral se vería de pronto enriquecida con una dama cinco estrellas. Siendo que la cultura política guatemalteca es marcadamente carismática antes que racional, la trayectoria de Nineth en la lucha social o política, importa mucho para cubrir ambos aspectos y proporcionar un perfil integral para su consideración para la más alta magistratura del país. Su figura ya está en el top of mind entre varias cohortes societales, superando fronteras generacionales (¿quién menor de 25 o mayor de 40 no la conoce?), territoriales (en las pasadas elecciones encabezando la lista nacional superó incluso a quien postuló como candidata presidencial de su partido), étnicas y de clase. Su comprensión de la dinámica del Estado, y su lucha por transparentarlo y profesionalizarlo han sido constantes y firmes. En resumen, Nineth es ella misma un punto de equilibrio para cualquier proyecto político serio.
Varias leyes legislativas como la de Acceso a la Información Pública, Comisiones de Postulación, la defensa del Consumidor, o de los partidos políticos, dan cuenta de una preocupación que apunta al fortalecimiento de las clases medias urbanas y del interior, y en este campo ciertamente hace falta conjuntar más esfuerzos para que el riesgo económico que cotidianamente asumen las clases medias sea todavía más apoyado desde el parlamento y las políticas públicas. Nineth no es de izquierda y tampoco de derecha, tanto es así que los dignos representantes de ambas corrientes la destestan por eso, temiéndola cada uno por su lado por no poder contarla plenamente entre sus filas. Su independencia ha sido a toda prueba, lo cual algunos detractores acusan de individualismo; siendo éstos los que más se han aprovechado de su caudal para salir del anonimato.
En fin, que los analistas políticos, asesores y periodistas deben comenzar a poner en su radar a Nineth, porque su conducción al frente del Gobierno, erradicar la filantropía como política, el clientelismo convertido en corrupción y la demagogia; pero asimismo levantaría la inversión social en educación salud y seguridad como sus principales baluartes para poner a Guatemala en el liderazgo centroamericano que ha perdido. Las minorías de todo tipo hallarían cobijo en su sensibilidad social; mientras que los factores tradicionales de poder podrían confiar en que una política de carrera como ella, representa más credibilidad y garantía de que se puede impulsar un proyecto de nación conjunto, contando con los mejores talentos del país para diseñar el Gabinete, y todo con visión de largo plazo para el país, a fin de evitar la improvisación, la polarización y el sectarismos, que nos vuelve vulnerables ante las crisis internacionales y la debilidad de las instituciones democráticas.

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