jueves, 19 de noviembre de 2009

PROREFORMA Y LOS OPTIMATES, ¿VAN?

La Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales del Congreso de la República, ya terminó con las Audiencias Públicas para escuchar a diversos sectores sociales sobre las propuestas de reformas constitucionales, especialmente el Proyecto de Constitución de Pro de Reforma, que es la que ha recibido mayor atención. Se sabe que ahora los miembros de la Comisión dispondrán de una “encerrona” de tres días para consensuar la forma del dictamen. Los registros secretariales de la Comisión confirman que entre las casi 90 entidades sociales y sectoriales consultadas en las Audiencias Públicas del Congreso, apenas 6 organizaciones ligadas moral, personal e intelectualmente entre sí, respaldan la de Pro Reforma.
Como se sabe, la propuesta de Pro Reforma se basa en la idea gravitacional de la Universidad Francisco Marroquín de que el Mercado debe ser libre de todo control y rectoría por parte del Estado Democrático (i.e. sus instituciones, políticas e impuestos), para lo cual proponen situar el Derecho Privado por encima del Derecho Público, para lo cual se vuelve fundamental el diseño de un Senado muy parecido al que planteaban los Optimates –corriente aristocrática enemiga del pueblo en especial de las leyes agrarias, del periodo de la República Romana tardía-. Los optimates era la crema y nata de los Nobile (familias nobles) para quienes abogaban mayores privilegios, por lo que sus principales adversarios eran la fracción política de los Populares. Los Optimates reclamaban volver a un Senado restringido, minúsculo y sin los odiados Populares. El parecido con la esencia de la propuesta de Pro Reforma y de Hayek en particular, es notorio. En efecto, yo he escrito antes que tal propuesta persigue reconocer a nivel constitucional “la soberanía de la minoría”; sobre la base de absolutización teórica de los derechos de propiedad individual. Misma que no es otra cosa que la elevación de la ideología elitista dominante como ideología oficial de la comunidad política, entre otras consecuencias secundarias.
Volviendo al punto, la tardanza del dictamen por parte de la Comisión ha hecho sospechar a muchos que el cabildeo de este particular nuevo grupo de presión que son los libertaristas, está surtiendo efecto. Porque la resolución del caso, parecía sencilla, anecdótica, pero no ha sido así. Más bien parece que ahora algunos miembros de la Comisión tienen el dilema de decirle a Pro Reforma: a) “los elementos de análisis indican, que su propuesta es descabellada y/o contiene demasiadas anomalías constitucionales”; o: b) “hallemos una salida honrosa para su importante aporte”.
Supongamos que este 26 de noviembre cuando empiezan las deliberaciones sobre este punto en el Congreso, la Comisión le propone a Pro Reforma una solución castrada de su propuesta, digamos, sin el tema del Senado, ¿lo aceptarán? Podría ser que lo acepten en un acto de audacia adoptando una estrategia de gradualismo político, yendo a paso a pasos, como en el caso del crédito cero bancario. En este escenario sólo la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) podría inclinar la balanza, pues urgidos como están de una reforma fiscal y sabiendo que entre Pro Reforma y el sector privado organizado hay una íntima conexión ideológica, bien podrían negociar a cambio de que la reforma se apruebe. Si esto ocurre, el otro año tendremos una Consulta Popular sobre unas reformas constitucionales que no son las que la sociedad necesita para modernizar y democratizar el Estado y la Democracia. sigloxxi.com, jueves 19 de nov.

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